Rivas es una ciudad amable, en la que algunos vivimos desde hace muchos años y otros desde hace menos años, pero que se ha ido constituyendo como un municipio de la periferia de Madrid en el que ya cerca de 90.000 personas desarrollamos nuestras vidas.
Pero Rivas, aun siendo una ciudad amable, presenta una serie de inconvenientes, fruto, entiendo yo de una defectuosa gestión municipal de larga evolución. Y esto cada vez se nota más: el Rivas con el que muchos soñamos está cada día más lejos.
En los últimos años, hemos experimentado un crecimiento de población muy rápido e importante: muchas personas, familias han decidido venir a vivir a Rivas y eso está bien, pero eso exige de nuestros munícipes una previsión y una capacidad de respuesta, que no han tenido.
Y así nos encontramos que Rivas no posee infraestructuras necesarias para vivir bien, presenta dificultades de accesos y salidas, pocos servicios sanitarios, transporte intra e interurbano deficiente, no cuenta con oficina del INEM, ni de Hacienda, ni de la Seguridad Social. Somos los habitantes de la Comunidad de Madrid que más impuestos pagamos, tenemos unos servicios en cuanto a basuras, limpieza viaria, jardines, etc, manifiestamente mejorables y que son muy caros debido a que poseemos una empresa 100% pública (Rivamadrid) con una gestión de dudosa eficacia. Tenemos unos ejemplos recientes en cuanto a despidos improcedentes que nos costarán miles de euros, dos gerentes ya en esta legislatura con jugosos sueldos y un Ayuntamiento plagado de cargos de confianza y asesores a cuenta del contribuyente que no se ven reflejados en una mejora de las condiciones de vida de los vecinos, ni en el buen funcionamiento de la institución.
Algunos de los servicios que he citado más arriba son de estricta competencia municipal y otros dependen de la administración autonómica y central.
Gobernar una ciudad es asumir lo que es nuestro (nuestras competencias) y exigir, negociar y conseguir lo que se nos debe dar, pero para ello se requiere trabajo, generar confianza y ser resolutivos, más allá de la política de “manifas”, concentraciones e intoxicaciones en las redes sociales y gabinetes de prensa municipales, como el de nuestro ayuntamiento, cuyo presupuesto supera el millón de euros.
Rivas se aleja de la ciudad de nuestros sueños a medida que crece y se desarrolla, pero a medida que mantiene un gobierno municipal de la izquierda, que se perpetúa en el poder y que muestra claros síntomas de desgaste y de desfase en lo que se refiere a saber hacer una buena política local.
Rivas debería ser ya una gran ciudad, con gestión por distritos, con una oferta educativa plural y libre (la actual no lo es), con una cultura diversa y abierta a todos, saliendo de los temas recurrentes (género, guerra civil), con servicios adecuados a una población grande, una ciudad que mire al futuro con el optimismo que se merece.
Es hora de cambiar y es hora de crecer y, sobre todo, de madurar. Este año que estrenamos es un buen momento para ello. El Rivas con el que sueñas es posible, pero con otros.
Ricardo Gómez
Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid