Ahumado, golpeado por rachas de humo proveniente de la piedra ardiente, brillante… olor a grasita y sabor a fin de semana laboral. El mantel de papel, fragmentado, coronado con pequeñas lascas de sal blanca. El sabor a cebón antecede al ruido de los hielos golpeando el frío cristal conductor del Jb con Sprite y del Habana con Cola.
Cuatro amigos brindan por la supervivencia y fallecen cada día un poco por la consternación de las noticias. El enésimo ataque a los valores del setenta y ocho cae sin repercusión social, otro nuevo intento, en ir minando nuestras estructuras democráticas, se encaja sin pestañeos por nuestra sociedad anestesiada.
Un señor de dudosa higiene dental, pelo largo, barbilampiño, aspecto desgarbado y estudiada vestimenta a caballo entre los probadores de Alcampo y el Decathlon, espera en los lúgubres soportales junto al portal de la calle Libertad. Aguarda, sigiloso, ver traspasar el umbral del portal de nuestro vecino Montesquieu. En su sibilino plan, varios colaboradores que empuñan lenguaraces armas y reformas en un tablero donde amañar el juego y las reglas a merced. Montesquieu sale, camina y cae abatido metros más adelante, sus verdugos aquellos que hablaban de castas, de ser los libertarios y que fingían vivir en atalayas morales donde preconizaban al resto de mortales.
La sangre de la víctima corre perdiendo calor y vida sobre el asfalto, testigo mudos cientos de vecinos que no corren por salvarle su vida, apenas llaman pidiendo ayuda. Una nueva tropelía, una nueva víctima, un nuevo delito silenciado por la inacción, por la quietud, en una atmósfera donde los medios de comunicación no alertan al respecto.
La narración de los hechos, más vinculado al género de las novelas, está ocurriendo hoy y ahora, en una España que desde dentro, desde el Gobierno, está siendo atacada continuamente. Nadie se puede escandalizar, los delincuentes que ahora mismo ostentando sillones en el Congreso ya lo vaticinaban en las aulas de la “Complu”; “dentro del sistema para romper el sistema”.
Los mutilaciones están siendo múltiples y de una gravedad que asusta, similares a escenarios vividos en países bolivarianos. Agresiones que cuentan, además, con la aquiescencia silenciosa de la ciudadanía ante la gestión de un crisis con miles y miles de fallecidos, tolerancia ante las detonaciones contra la Monarquía, exabruptos en redes agrediendo al mismísimo Felipe VI, y, ahora, lo último: demoler el sistema judicial y la separación de poderes. !Ah! ?Que hace falta una mayoría para el cambio conforme mi criterio partidista e interesado…?, pues nada, rompansen las reglas, con perdón; “me las paso por ahí” y cambio todo conforme a mis intereses…
Seguimos poniendo en riesgo un orden, un sistema, unos valores democráticos y algo, en este caso, tan sencillo como la separación de poderes.
Lloran Rousseau y Voltaire al paso del féretro, derraman penas y cuitas viendo el cadaver mayestático de Montesquieu… en el obituario, España entera. Réquiem por nuestra nación, réquiem por nuestros hijos. Fuera de la capilla, sin respeto al finado, gritos y voces que enaltecen la República, pancarta en mano, los nuevos caudillos, sus sicarios.
Francisco Gallardo
Concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid