Después de treinta años de gobierno de la izquierda en Rivas, de treinta años de “aldea gala”, según se autodenominan los que han gobernado el municipio, todos deberíamos preguntarnos ¿y qué es lo próximo? ¿Será más de lo mismo? ¿Seguiremos víctimas de un eterno síndrome de Estocolmo, pensando que esta es la única situación? ¿Haciéndonos solidarios con lo que ya tenemos, pensando que es nuestro destino? ¿O por fin, saldremos de este bucle melancólico, de esta inercia fatal, de este acostumbramiento que nos lleva siempre al mismo sitio, a esta cinta de Moebius que nos tiene atrapados?
Una alternancia en el color político de nuestra ciudad sería un verdadero revulsivo para todos los vecinos de Rivas. Tendríamos que saber y analizar por qué nuestro municipio tiene a día de hoy una deuda de más de sesenta millones de euros por las políticas despilfarradoras de los consecutivos gobiernos de IU y del PSOE; tendríamos que preguntarnos por qué somos los madrileños que más impuestos pagamos y por qué este gobierno de “izquierdas progresistas” vuelve con un énfasis fuera de lugar a las políticas del ladrillo, permitiendo un crecimiento desaforado de la ciudad, mientras gestiona tremendamente mal la consecución de servicios a los ciudadanos ripenses, que vemos cómo cada vez es más difícil salir del municipio (los accesos cada vez más colapsados), cómo el transporte público en la ciudad, competencia del Ayuntamiento, es muy deficiente, cómo la cultura en Rivas sólo tiene un color y adolece de libertad, cómo la educación es víctima de un control ideológico que hace que miles de niños de nuestra ciudad salgan de ella en busca de otras opciones educativas diversas y más libres.
Por lo tanto, es muy legítimo y también muy sano, plantearnos todos qué va a ser lo próximo. Y lo próximo podría ser, debería ser, una ciudad en la que paguemos menos impuestos, se puede. Una ciudad en la que el gasto del Ayuntamiento esté muy bien gestionado y no se utilice para cuestiones innecesarias y para colocar amiguetes en la maraña municipal a cargo del dinero de todos los vecinos. Necesitamos que el dinero público, que no es que sea de nadie, es que es de todos, se utilice con un gran respeto y para el bien común.
Queremos una ciudad en la que no se nos engañe con carteles propagandísticos en los que se pone que se está realizando el enlace a la M 50, cuando, en realidad, se está terminando una calle de un barrio que está todavía pendiente de urbanizar; en la que se pida el cierre de Valdemingómez cuando nosotros vertemos nuestras basuras allí; que digamos que se va a hacer un espacio verde en la Cañada Real a su paso por Rivas, cuando hemos firmado un pacto que no contempla esto y queremos engañar a los vecinos de Covibar. Tantas cosas que no están bien y deberían estar mejor, mucho mejor.
En Rivas, lo próximo debe ser una alternancia que nos saque de esta espiral y nos lleve a conseguir una ciudad bien dotada de servicios, eficiente en la gestión del dinero público y en la que se respire, de una vez, libertad. Una ciudad moderna que deje de echar la culpa de sus deficiencias a los demás y se responsabilice de una gestión de los recursos municipales, de los recursos de todos, transparente, imparcial, eficiente.
Ricardo Gómez
Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid