El valor de un café
Doce de la mañana, centro hípico, terraza frente al picadero, sillas de camping, olor a absoluta paz y quietud, aroma a jazmín y establo, silencios interrumpidos por el diapasón de un cepillo que “inmacula” las caballerizas. De vuelta; la ilusión, convertida en una gran sonrisa tras dos largas coletitas. Retoma sus clases federadas -encima de…